30/3/09


No es lo mismo miedo que temor, el primero es algo natural, que nos protege de alguna amenaza real, el segundo, es subjetivo, creado por nuestra propia imaginación, limitando en gran medida la calidad y cantidad de nuestras vivencias, por lo tanto nuestro aprendizaje y crecimiento personal.
Hay situaciones culturales inherentes a cada lugar, arraigadas por costumbres que suelen fortalecer o debilitar el desarrollo equitativo de oportunidades, donde se practica la cooperación existen mejores chances de ocasiones entre los distintos actores, la contracara es la competencia por los espacios, donde pocos ganan y muchos pierden, generándose estados de triunfos y de derrotas. Los ganadores se inflan con soberbia, los perdedores, se alimentan con resentimiento, a partir de ahí, todo puede ser revancha, con lo que ello significa.
A veces el miedo se transforma en temor sin que nos demos cuenta, temor a perder algo por lo que mucho luchamos, una casa, el trabajo, los afectos, etc. Tememos a muchas cosas, pero no tengamos miedo de vivir con libertad de acción y pensamiento.


(*) Nadie puede creer por ti
Nadie puede buscar por ti
Nadie puede hacer por ti lo que amismo debes hacer
La existencia no admite representantes.

(*) Jorge Bucay (escritor argentino)



Gentileza de Sara Marzoratti

29/3/09



“Cuando trabajaba para Enrique Rihel, me decían el Fater. Siempre fui serio, respetuoso, pero también jovial y no temeroso. Cantaba, chiflaba, no haraganeaba, rendía y a mis trabajos lo hacía perfecto. Un día estaba haciendo una carrocería y prendí la radio, estaba sonando el tango Canaro en Paris, agarré dos electrodos e hice que tocaba el violín, mirá como lo llevo le digo a los otros compañeros, me toca de atrás Riehl y me dice: -dale Fater que vas lindo-, de ahí me quedó ese apodo”, (risas).

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Nació en San Salvador el 2 de diciembre de 1955, contrajo matrimonio a los 20 años con Gloria Racca con quien formo su familia junto a sus dos hijos, Natalia y Alexis.
“Luego de hacer el colegio secundario comencé a trabajar en carpintería, para ayudar a mi abuelo que era muy humilde y necesitaba ingresos. Él fue quien me crío desde chico”.

“Me dediqué al ciclismo, entrenaba mucho, representé tres veces a San Salvador en el Campeonato Entrerriano, en el año 1975, entrenaba a la siesta y a la noche, después del trabajo. Cuando íbamos a correr a Concordia viajábamos en tren, siempre aprovechaba y compraba cancioneros de tangos en algún Kiosco antes de ir a la terminal para aprender las letras, porque aquí no se conseguían”.

“La carpintería me apasionó. Trabajé 5 años, desde los 15 a los 20 años, aprendí mucho con Hugo Ledesma que trabaja muy bien. Le pedí trabajo sin saber nada, hacíamos muebles, en ese tiempo se lustraba con goma laca, y tenía que haber el mejor de los soles, nada de humedad para que seque bien. Después con el tiempo apareció la formica. En la carpintería se me prendió el tango, porque Ledesma escuchaba Radio Cultural o Tabaré de Salto y escuchando me aprendí todos los tangos de Carlos Gardel. Comenzó a gustarme mucho, yo lijaba mientras cantaba y comprendía la importancia de las letras, porque para mi el tango antes no significaba mucho, pero me di cuenta que las letras no eran ficticias, lo que decían tenían una relación con la realidad, por eso le diría a la juventud que se sienten a escuchar un buen tango”.

“Luego me ofrece trabajo Enrique Riehl para su empresa, quien tenía referencias mías que manejaba muy bien el metro y la escuadra. Aunque yo no sabía soldar me dijo:-haga de cuenta que la carrocería es como un mueble de madera pero más grande y de chapa Don Joannaz- y tenía razón”.

“Después trabajé en el Parque Nacional El Palmar, hice dos chalet con enmaderado a la vista. Ahí me conoció Roberto Mercader, dueño de una metalúrgica, aunque no quería volver a ese trabajo volví y trabajé 5 años más ahí”.

“Últimamente me he dedicado a la metalúrgica artesanal o artística para las casas”.
“Vengo de una familia de músicos. Benito y Cipriano Casse son hermanos de mi abuela, integrantes de la Orquesta San Salvador con típica y característica, me gustaba ir a los ensayos”. “Tal vez la música sea congénita, pero no lo sé, yo vivo cantando y en la vida me la paso cantando, siempre para mi nomás, una costumbre, en el trabajo, en la calle, donde sea. Recuerdo que en el viejo y popular boliche La Marina fue el primer lugar que canté en público”.

“Como referente del tango me gusta Jorge Falcón, por el estilo de tango, el fraseo y su timbre de voz que tiene. También me gusta mucho la forma de decir de Roberto Goyenece que se destaca por la forma que va conversando el tango, como dice Cacho Castaña: -el tango no se canta, porque el tango se lo dice-. Me pasa algo especial con Roberto, porque es un gringo y porque es tan igual a mi abuelo físicamente, con sus canas blancas".

"Como tanguero voy a perder punto diciendo que no me gusta Carlos Gardel, porque invoca una voz que tal vez por haber estado en Francia, las palabras las pronuncia mal. Entonces la dicción deja mucho que desear, pero si reconozco que se destacó por el tono y la impostación de la voz, es una característica o virtud de él”.

“Los tangos que yo canto los elijo generalmente por la letra, lo mismo para recitar una poesía, hay tangos que a mi no me dicen nada, hay otros que canto y me compenetro, me erizo, me llega muy profundo. Antes de subir al escenario o la previa estoy lleno de miedos, pero cuando escucho el bandoneón esos temores se transforman en ansiedad de cantarle a la gente, yo siento que le estoy contando una historia, por eso necesito un tango arrabalero, del bajo, tradicional, que me llegué en lo profundo”.

“También me gusta bailar el tango, tomé cursos de baile. Tuve la oportunidad también de tener dos horas de clases de canto en Villaguay con un muy buen profesor y una vez también cursé un taller de música aquí en San Salvador”.
“He ido a las Milongas como se llaman en Buenos Aires, que son lugares para bailar tango. Hay una pareja de profesores que observa como baila cada uno, van explicando, enseñan como


caminar la pista para no pisotearte y ver las dificultades que la pista presenta”.
“Siempre escribo algo, generalmente tiene que ver con la nostalgia y el romanticismo, soy sensible, llego a las lágrimas mucho antes que otras personas, sobre todo en las cosas injustas, no me gusta la ambición sino la vida simple. Horas antes del día de la madre, Gloria se durmió en mis brazos y yo no había escrito nada, me surgió un sentimiento y escribí el poema Gota de Rocío”.

"Para el amor de mi vida Gloria Racca"

Gota de rocío

Te dormiste en mis brazos, y así comenzó tu día
y se inspiro mi poesía en tu sueño angelical
sos la gota de rocío que la flor quiere tener
sos la mirada mas tierna, que mis ojos pueden ver
sos mi amante, mi mujer,
sos la madre que a mi vida, me dió su razón de ser
sos aquella adolescente, de la cual yo me enamoré

“Veo que el hombre hasta ha perdido la iniciativa de decir los piropos que provocan a la mujer, creo que le ganó la grosería, y es ahí donde se cambian los roles, hoy en día la mujer busca piropear al hombre porque el varón no lo hace, tal vez por su mismo machismo”.

“Una vez fui a trabajar a la estancia Flor de Lis, un señor me contó toda la historia y le dije que escribiría algo referido a eso, inmediatamente mira a su mayordomo, y le dice: -Escuchá, Alfredo le va a escribir una canción a la estancia, organizá una fiesta-. Reuní todos los datos como se había formado la estancia y escribí una milonga. A partir de entonces se hace la fiesta todos los años en aquel pago”.

“Creo que hay que quererse, abrazarse y besarse más, estamos perdiendo los principios, los valores familiares, los sentimientos profundos de amor. Yo me siento un hombre pleno, y puedo afirmar que no es necesario ser malo y rudo para ser hombre. El corazón no se equivoca, solo hay que saber escucharlo. El hombre también puede llorar, decir te amo, y seguir siendo hombre”.

27/3/09



El vínculo afectivo
A la hora de entablar una relación afectiva las personas se comportan de modos muy distintos. Algunos se muestran desconfiados, evasivos o ansiosos mientras que otros no tienen ningún miedo a abrirse a los demás. Unos parecen esperar el rechazo y otros la aceptación. Pero, ¿qué hace que seamos tan diferentes? ¿Somos igual de seguros o inseguros en la infancia y en la edad adulta? ¿Hemos tenido que aprender a amar?

El amor es un tema que ha dado muchos quebraderos de cabeza, tanto a quienes lo viven como a quienes tratan de investigarlo. Los psicólogos han estudiado esos lazos de amor que nos mantienen unidos a otra persona y le han dado el nombre de vinculación afectiva o apego. Se define como una relación afectuosa, recíproca, activa y fuerte entre dos personas. Son relaciones que proporcionan sentimientos de seguridad y cuando una persona se ve privada de ellas se siente sola o inquieta. Es decir, echamos de menos a la persona a quien amamos (llamada en psicología figura de apego). Esto es algo que no ocurre con otro tipo de relaciones cuya finalidad es proporcionarnos guía, compañía, diversión, oportunidad de compartir intereses comunes, intercambiar opiniones o sentirse necesitado, etc.

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Empezando a amar
La formación de la relación afectiva depende tanto de la madre (o principal cuidador) como del hijo, de manera que ambos están contribuyendo en mayor o menor medida a su desarrollo y mantenimiento. Durante los primeros meses de vida casi cualquier conducta del niño puede promover afecto y ternura en la madre: lloran, sonríen, miran a los ojos, emiten sonidos o balbucean, etc. Este comportamiento empuja a la madre a acercarse y responder a sus necesidades, de forma que el niño se da cuenta de que cuando llora alguien está ahí para consolarlo, darle cariño y alimentarlo. De este modo, va aprendiendo que el mundo es un lugar seguro y desarrolla confianza. (Durante el primer año de vida es imposible mimar demasiado a un niño. El modo de actuar más apropiada es responder en todo momento a su llanto). Más tarde, se sentirá también lo bastante seguro como para empezar a alejarse de su madre y salir a descubrir el mundo que le rodea.

¿Cómo se desarrolla el afecto a través del tiempo?
1. Antes de los dos meses, los bebés se consideran uno con el mundo y responden del mismo modo ante cualquier persona.
2. Hacia las ocho a doce semanas aparecen las primeras señales de cariño: lloran, sonríen y balbucean más ante la madre que ante otra persona.
3. A los 6 o 7 meses empiezan a mostrar ansiedad ante los extraños y buscan a su madre para que les dé seguridad.
4. Hacia los 9 o 10 meses suele aparecer la ansiedad de separación, que perdura hasta los 2 o 3 años. Forma parte del desarrollo normal del niño y sucede porque ya es plenamente consciente de que es un ser independiente y separado de su madre y el mundo.
5. Durante el periodo que va de los 10 a los 18 meses la principal actividad de los niños consiste en explorar el mundo. Pero esta exploración implica también inseguridad; puede sentir miedo y verse amenazado por el ambiente que le rodea. Por eso, antes de adentrarse en el mundo, necesita saber que hay alguien que lo protege y a quien puede recurrir en caso de necesidad y que le dará su apoyo y consuelo.
Por tanto, si el proceso no ha sido adecuado, pueden tener problemas a la hora de lanzarse a descubrir el mundo. La unión con la madre se manifiesta aquí en forma de continuas comprobaciones para asegurarse de que está cerca, entrelazadas con constantes incursiones y exploraciones del ambiente. Este dilema (permanecer junto a la madre frente a explorar) también puede dar lugar a conductas contradictorias. El niño puede seguir a sus padres como una sombra y pegarse a ellos como una lapa y más tarde salir disparado como una flecha tanto alejándose de ellos como en su busca.

Autora: Ana Muñoz, psicóloga, directora de Cepvi.com

23/3/09


por Teresa Torres

Hay personas que trascienden su vida por sus obras y sus actos, que son como una marca imborrable en el sentir de los que lo frecuentaron y de aquellos que lo admiraron. Obviar a Alcibíades Torres más conocido como Pocho Castagnino, sería negar su aporte a la cultura musical local y regional, desde el recuerdo, su hermana Teresa nos cuenta particularidades del gran Pocho.

“Nosotros nos criamos acá en San Salvador, en calle Santa Teresita, éramos seis hermanos, yo la única mujer, la música siempre estuvo en la familia, varios de mis tíos tocaban algún instrumento, Pocho tendría 12 o 13 años cuando empezó a estudiar música con don Humberto Tenerani (sic) que daba clases en la Av. De los Rusos y la ruta. Luego Tenerani se fue y siguió con otros músicos hasta que comenzó el servicio militar, ahí tuvo la oportunidad de perfeccionarse, ya que asistía a las clases, pero no lo dejaban que tocara en la banda, porque así lo tenían para los sábados y domingos en las fiestas que organizaban los oficiales, mientras tanto el rezongaba, porque no tenía los fines de semana libres como los demás (risas).”

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Sin dudas que una actividad como la música, permite conocer lugares y personas, el anecdotario es rico en vivencias, de las buenas y de las malas, pero las risas suelen ganarle a las amarguras, Teresa nos sigue contando: “como músico cosechó muchos a amigos y conocidos, lo invitaban a un montón de lugares, así se fue relacionando con mucha gente, en una oportunidad vinieron músicos de otros lugares, como Ortega de Aº Barú. Faltaba un integrante y lo querían llevar a mi papá, que tocaba la guitarra, pero él no podía porque tenía otra actuación, así que lo propuso a Pocho que ni lerdo ni perezoso dijo que sí, tendría unos 14 o 15 años, él recordaba que estas personas decían que se les iba a dormir en los bailes, porque era chico, lo que no sabían era que ya tenía varios bailes encima el nene (risas).”
“Los estilos musicales que interpretó fueron variados, en la orquesta típica y característica había que tocar distintos ritmos bailables, pero lo de él era el folklore, era un músico de alma, ahí donde lo llamaban él estaba”.

Los recuerdos de las anécdotas de su hermano, fluyen de la memoria de Teresa, el aprecio que tenía y tiene por él, se nota en el brillo de sus ojos. “En una oportunidad vino un conjunto de Chile, se les había enfermado el guitarrista, entonces averiguando fueron a casa para ver si el podía hacer el reemplazo, les dijo que si, la condición que le pusieron era que tenía que dormir en el hotel donde se alojaban ellos, ponerse ropa de actuación y maquillarse, el contrato era por tres días, llegó el primer día de actuación y escuchaba los comentarios del público acerca de lo parecido que era en este caso a él mismo, lo mismo sucedió el segundo día, ya en el tercer día la gente se acercaba al borde del escenario para descubrir que se trataba de Pocho ¡que estaba tentado de la risa!”

Teresa nos sorprende con datos y fotografías de un estilo de vida distinto al de hoy, la cantidad de músicos y de números artísticos que existían y se contrataban por entonces, superan con creces a los del presente, teniendo en cuenta como ella nos manifiesta, “por ser un pueblo chico, había distintas clases de músicos, bandoneonístas, guitarristas, violinistas, acordeonistas, bateristas, cantores, en los bailes se trían números de Bs. As, del Uruguay, los corsos empezaban en el hotel Argentino hasta lo que es hoy la YPF , se llenaban de gente, hoy no se si pasa eso”.

Las reuniones familiares se convertían en guitarreadas, como quién dice para reafirmar el gustito del canto y el encuentro con los demás, “Pocho solía hacer dúo con el tío Lorenzo, ambos cantaban folklore, era solo en las fiestas familiares, aunque tenían un conjunto que se llamaba Achalay, ganaron un concurso provincial, creo que era en Federación, Pocho también participó en la Orquesta Renacimiento, la San Salvador y otra con Gallard, que era una orquesta típica, me parece se llamaba Carlitos Gallard y su conjunto”.

“Más allá de la música, él tenía buen carácter, siempre una sonrisa, lo que le permitía llevarse bien con la mayoría de las personas, solía ir al hospital viejo a visitar a los abuelos internados y a algunos chicos. También dio clases de guitarra acá y en General Campos. No lo hacía con un fin económico, tal es así que Marcelo Galeano y otros alumnos que él tuvo, creo que hicieron las gestiones para ponerle el nombre de él al escenario de la Usina Cultural, en gratitud a esa actitud de darle clases y no importarle si ellos tenían para pagarle”.

Como dice la zamba que le escribiera su amigo Orlando Cazarré: “cantor y guitarrero, leal y compañero, el suelo de Entre Ríos mil veces te escuchó”, partió de gira el 21 de Enero de 1987, para “que desde el cielo. él nos este mirando y su nombre en el escenario por siempre quedará”.

Anécdota

por Alfredo Joannaz

Alfredo Joannaz: a los 12 años mi viejo me regaló una guitarra y habló con Pocho Castagnino para que me dé unas clases en mi casa, y me enseñó folklore de oído, anotaba en un cuadernito donde teníamos que cambiar los tonos (Lam – Rem – Mi7) y el primer día ya cantabamos “Trago de Sombra”. Tenía muchos alumnos y picoteaba su enseñanza andando de casa en casa, estaba unos 20 a 30 minutos, decía que practique lo dado toda la semana y si tuviera alguna duda que pasara por la casa para no seguir practicando mal. Siempre se lo veía a Pocho en bicicleta, llevaba su maletín con herramientas de plomería y su guitarra. Me enseño un montón de meses y aprendí varias canciones.

22/3/09


Ayúdame a elevar mis alas,
por ese laberinto de lápices y cuadernos.
Ayúdame a entender,
ese aluvión de vocales, número y letras.
Ayúdame a comprender,
la búsqueda maravillosa de versos y poesías.
Ayúdame a formar, corazones hechos palabras.
Ayúdame a escribir, enséñame a leer.
Ayúdame a volar el sueño de la infancia no cumplido.
Ayúdame maestra a encontrar la victoria,
para no ser un analfabeto.
Mabel Rebossio de Quiroga

17/3/09

en 5:43 Seccion:



Había una vez en el bosque una gran rivalidad entre lobos y ovejas. Estas eran acechadas constantemente por los depredadores, no existía la paz. Un buen día un lobo quedó estancado en un pantano, en su desesperación por escapar se iba hundiendo cada vez mas. En eso, una oveja que andaba pasteando cerca de ahí vio lo que le sucedía al lobo. Sin pensarlo fue al rescate del lobo y lo salvó de una muerte segura. El lobo quedó atónito, no podía creer que una oveja lo había salvado poniendo en riesgo su vida al saber que el se la podía comer una vez liberado. Ante tal acto de la oveja le prometió que él siempre sería su amigo y que él y su manada las protegerían siempre de los depredadores.

Cuando el lobo llegó a su manada le contó lo sucedido al resto. Ante esto el jefe apoyó la decisión del lobo y acordaron ayudar a las ovejas. Lo mismo sucedió con las ovejas, ¡estaban tan contentas de esto que no sabían como expresarlo!. Y así fue, lobos y ovejas andaban juntos ayudándose. La oveja que había salvado al lobo pasó a ser una heroína.

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Con el correr del tiempo empezó a crecer la envidia entre los animales del bosque. No podían soportar la idea de que un lobo sea amigo de una oveja. ¿Cómo un lobo sería amigo de su presa? En principal los buitres, que salían muy beneficiados ante la cacería de los lobos. Entonces idearon un plan. Empezaron a difundir rumores entre las ovejas que los lobos en realidad querían engordarlas y que se sientan seguras así era más fácil atraparlas. Entre tanto, otro grupo de buitres difundieron otros chismes entre los lobos diciéndoles que las ovejas se reían de los tontos que eran ellos. Esto desató la furia entre los lobos y pánico entre las ovejas.

Ante todo este problema, el lobo fue a buscar a la oveja que lo había salvado. La ovejita temblaba de miedo ante la presencia del lobo, y este, hervía de rabia al ver a la oveja.
- ¿A si que ustedes andan diciendo que somos unos tontos no? –preguntó enojadísimo el lobo.
- ¡Y ustedes nos dan esta protección para que engordemos y a la vez nos sentamos más seguras y así seremos más fáciles de atrapar!
Hubo un pequeño silencio en el medio.
- Nunca dijimos eso –respondió el lobo.
- Tampoco nosotras – dijo la oveja.
- ¿Entonces cómo pasó esto?
- ¡Los buitres! –gritó la oveja con enojo- ellos siempre sacaron provecho de ustedes y de nosotras. No les gustó nuestra amistad. Debemos idear un plan.
- ¡Ya lo tengo! –interrumpió el lobo- vamos a pagarles con su misma moneda.

En los días siguientes, los lobos empezaron a charlar entre ellos cerca de los buitres a propósito para que escucharan que pensaban atacar a las ovejas cuando sea luna llena. Lo mismo hicieron las ovejas, comentaban cerca de los buitres que en cualquier momento los lobos las atacarían. Esto enseguida se difundió entre los buitres los cuales se pusieron muy contentos creyendo que su plan tendría efecto.
La noche de luna llena llegó, las ovejas se situaron en un valle despejado en donde la luz de la luz de la luna les daba de lleno. Mientras tanto los lobos se escondieron entre los matorrales. De apoco fueron apareciendo todos los buitres, estaban tan seguros que directamente empezaron a caminar entre las ovejas esperando que los lobos las atacasen así ellos podrían alimentarse. Los lobos aparecieron, pero ¡vaya sorpresa! Los lobos empezaron a despedazar a los confianzudos buitres. Solo unos pocos lograron remontar vuelo y salvarse. Desde ese momento, nadie más volvió a meterse en medio de la amistad entre los lobos y las ovejas.

Mas allá de recalcar lo valioso que es una amistad. ¿A veces no sienten que en la sociedad existen buitres que se alimentan de las desgracias de otras personas? Muchos catalogan como “lobos” a determinadas personas y no pueden soportar la idea de que realmente cambiaron. Difunden chismes, provocan peleas, infunden miedo para que siempre haya una pelea constante. Y muchas veces la sociedad entra en conflicto pensando que cierta gente, “los lobos” quieren atacar a las “ovejas” cuando en realidad hay “buitres” esperando la oportunidad de salir beneficiados. No nos engañemos, las personas pueden cambiar y ser totalmente diferentes, nadie está marcado eternamente. Y cuidémoslo de los chismes, falsos testimonios y de la envidia de algunos que no peden ver que exista gente que haya cambiado y que exista la paz.
Tal vez pensarás si eres el lobo o la oveja, lo mas importante, es no ser buitre.

16/3/09

Semana santa, semana mayor
fue que el día se hizo noche,
para no ver el dolor.

Dolor de Madre, sufriendo lo esperado,
dolor del hijo maltratado,
arrastrado por el tumulto,
e injustamente castigado,
el mundo que ríe,
hoy olvida lo que recibió ayer.

Y sigue el camino...
camino de dolor, espina, vinagre y sal
y como pesaba la cruz,
sufre el hijo de la vergüenza,
ante la desnudez...
Llora madre...
al recibir al hijo muerto en sus brazos,
y la espada anunciada le traspasa el corazón.

Pero el triunfo sería suyo
la alegría del Domingo
fue la gloria de la resurrección.

Extraído del libro "Mis viviencias"
Beby de Jacquet - San Salvador

3/3/09



por José "Kolo" Fabre